viernes, 28 de marzo de 2008

A veces, entrevistar oficialmente a un ser humano al que conoces, admiras, quieres y con el que has compartido, aparte de muchas cosas gratas, empezando por la bendita risa, un montón de gritos mutuos y peleas dialécticas puede resultar enfático o desprender aroma a simulacro y colegueo. El problema es que Joaquín Sabina, ese magnífico letrista y músico vibrante –aunque se la sude- pertenece al cenagoso territorio del estrellato del rock: un cantante con algo que contar y afortunadamente masivo. Testifico que responde con franqueza y desgarro, que se cubre lo mínimo para no dañar una imagen vendible. La conversación podría ser interminable. Pero a estas alturas espero haberla reducido a su punto justo. Su último y triunfante disco no es el protagonista de ella sino alguien muy complejo llamado Joaquín Sabina.

Sabemos que tu padre era inspector de policía y tu único hermano también. Pero jamás has hablado de tu madre.

Si, es una historia bastante estrambótica que no he contado nunca y que alguna vez lo haré en una canción. Mi madre había llegado a esa difícil edad en la que las mujeres se quedan sin casar. Mi padre volvía de la guerra dispuesto a encontrar una mujer que fuera la reina de su hogar. En las fotos antiguas y amarillentas aún se les puede ver paseando por Huelva convertidos ya en marido y mujer. Mi padre era un seminarista que no conocía hembra en sentido bíblico. El cayó en zona roja durante la guerra; sacaron al seminarista y se lo llevaron al frente. Naturalmente lo primero que hizo fue pasarse al lado de Franco. ¿Qué sucedió? Estaba solo, aislado, no conocía a nadie, pero tenía un amigo requeté con una hermana solterona. Entonces había una institución que se llamaba Madrinas de guerra y que consistía en que al pobre soldado que volvía del seminario, las señoritas solteras y falangistas le mandaban paquetes con chorizos y cartas.

El amigo de mi padre murió y él, que ya había visto en la guerra demasiada sangre y barbarie como para querer cantar misa, se fue a Huelva a ver a esa benefactora y mi madre se agarró a un clavo ardiendo (y no es una metáfora sexual). Era su última oportunidad. Nunca supe la verdadera edad de mi madre, pero sé que era mayor que él y una señorita de clases altas imposibles, es decir, su padre había sido diputado y esas cosas. Ella era muy inculta, porque en esa época ni les ponían un piano a las señoritas, simplemente las casaban. Lo hizo con mi padre y toda su vida tuvo el complejo de que no poseía lo que merecía. Sin embargo mi padre, a pesar de ser policía, era un tipo culto, noble y espléndido. Y mi madre una señorita burguesa con pocas luces y sin posibles.

El niño o el adolescente Sabina, ¿empieza a cantar en la escolanía, quiere ser tuno o siente ya aquello que afirmó Serrat de que él empezó a cantar exclusivamente para tocarle el culo a las chicas, porque facilitaba el camino?.

El niño Sabina hubiera hecho no ya cantar, sino cualquier otra cosa para tocar el culo a las tías. Yo tenía un hermano, éramos Caín y Abel. Yo preferí ser Caín, pero todavía no hemos averiguado quién de los dos era Caín y quién Abel.

¿Sigues sin saberlo: el cantante triunfador e instalado con aire canalla?

Esto puede llevar a un malentendido; a lo que llamas triunfador se le prodrían poner muchos peros. Yo era una oveja negra pero mis padres me adoraban. Los padres y las madres tienen amores irracionales. Imagino que mi hermano tenía más derecho a ser más querido que yo, que me había largado a Londres y no había escrito una sola carta a la familia. Soy el hijo pródigo que deja el plato de lentejas, sale a tomar un café y no le vuelven a ver. Mi madre se pone de luto y no perdona a alguna gente que no fue a darle el pésame. Ya han muerto ambos, pero yo soy uno de esos –y lo digo sin el menor orgullo- que han matado a disgustos a sus padres. Aunque al cabo de unos años, ellos, para los que Londres era el planeta Urano, se atrevieron a venir para intentar ver al hijo pródigo.

¿Te interesó antes el flamenco o la canción protesta?

Me voy de Úbeda a estudiar a la Universidad de Granada a los 17 años, y no descubro el flamenco hasta los 18. Úbeda, un lugar hermosísimo, no es la cuna del flamenco, ya que es un pueblo entre andaluz y manchego. El flamenco, yo lo descubro –como tantos universitarios españoles de la época- con Menese y Morente, porque eran unos flamencos rojos a los que llevaban a cantar a la Universidad gente como Quiñónez y Moreno Galván.

¿Fuiste pecero en aquella época?. No te imagino siguiendo consignas ni frases hechas.

Era un poco como la vida pública de Jesucristo, salvando las distancias. Ya sé que al hablar de política es inevitable que aparezca la palabra “utilización”, pero el PCE era el único sitio en el que podías estar y donde había que estar si estabas contra Franco. Pero muchos de nosotros nunca fuimos comunistas. Cuando me preguntabas si había sido de la tuna, te puedo contar algo divertido. Primero, veo una manifestación que me emociona, me apunto a ella y resulta que eran falangistas que pedían “Gibraltar español”. Segundo, me hago de la tuna. Eso duró tres meses. A partir de ahí, vomitaba con tales cosas. Descubro que la gente más brillante y de la que yo creía que podía aprender algo era comunista.

¿Sigues manteniendo contacto con toda esa gente iniciática, con los amigos de entonces?

Depende de lo que llamemos amigos. De mi pandillita de Úbeda, hay dos o tres a los que veo con mucho cariño. De la pandilla de Granada, a casi todos, excepto al mejor, que eligió para suicidarse la Nochebuena. Se llamaba Pablo del Águila y yo no sería cantante ni hubiera escrito una palabra de poesía si no le hubiera conocido. Era un tipo guapísimo, homosexual, apabullante, que me descubrió a César Vallejo y me regaló los poemas de Neruda. En fin, todo. Yo llegué siendo un niño, él tenía dos o tres años más que yo y era el que brillaba en los pasillos de la facultad con su enorme y roja bufanda, el que hablaba en las asambleas, todo el mundo le quería. Yo era un paleto de pueblo recién llegado, y él me bendijo, me eligió como amigo. Fue maravilloso. Dos años después se suicidó, dejando un libro de poemas hermosísimo.

Pero un día te largas a Inglaterra, imagino que por razones políticas; que sales por patas.

Yo tenía una novia inglesa, con la primera y más gloriosa minifalda que se vio jamás en Granada, que estaba haciendo una tesis. Aproveché un regreso suyo para largarme a Londres con ella y vivir allí siete años. Me fui literalmente, con un duro. Tú sabes que las decisiones más fuertes de la vida se toman en un segundo, no se meditan. Habíamos puesto un cóctel molotov en el Banco de Bilbao porque era el proceso de Burgos. La policía lo sabía y del “comando” que formábamos algunos se escaquearon y a otros los trincaron y les cayeron meses de cárcel. Yo estaba escondido y me tocaba irme a los diez días a la mili, pero tal y como estaba la situación había que largarse. (Quiero hacer un homenaje a un personaje excepcional, Mariano Zugasti, al que jamás he vuelto a ver, que nunca me ha llamado para tomarnos un jumilla o recordar lo que hizo por mí. Te cuento. Yo no tenía pasaporte, entre otras cosas, porque no tenía ninguna posibilidad de salir al extranjero. Para mí, Londres era como el espacio sideral. Bueno, pues conozco una noche a ese tipo durante ocho horas y el tío me da su pasaporte, sin conocerle, con el peligro que aquello implicaba, a cambio de nada. Sólo tuve que cambiar la foto, aunque después en Londres, me hice experto en este tipo de falsificaciones. Cada vez que necesito creer en el género humano, pienso en el acto de Mariano Zugasti. Seguramente, él era un inconsciente. Y por eso yo quiero pasar toda mi vida con inconscientes, que hacen cosas tan solidarias como impresionantes. Poco después me enteré, a través de los periódicos, de que un tal Mariano Zugasti habia aparecido en Londres pidiendo refugio político. Leslie, que estaba bien relacionada, me consiguió asilo político y recuperé mi verdadera identidad en Inglaterra).

Supongo que en Londres vivirías de ella, que sería como trasladarte a otro planeta, teniendo en cuenta la época.

Si, así fue. Leslie, que era un pedazo de tía con la que todo dios se hacía pajas, era bastante hippy y tenía un padre progresista, surafricano, profesor universitario, que acogía a negros en su casa y también a mí. Pero los negros no se tiraban a su hija, por lo que a mí me trataba con un desprecio infinito. Hacía la comida para los negros, pero no para mí. Para él, yo era un beduino del sur del Magreb. Siempre me ha gustado acostarme tarde; me pasaba la noche echando polvos y leyendo, y el gran hijo de puta me despertaba a cacerolazos a las nueve de la mañana.

Antes de todo esto, Leslie me dijo: “La única forma de que te respete es que te enfrentes con él y pelees”. Y así lo hice. Pero seguía puteándome. A mi me interesaba la música clásica y en una ocasión, en que íbamos a escuchar un concierto de Brahms, el padre le dijo a Leslie: “¡ Pero como vas a llevar a este hombre a escuchar a Brahms si es absolutamente imposible que lo entienda”. Era muy duro no hablar una palabra de inglés al coger el metro ni poder comunicarte con ningún nativo ni tener dinero. Dependía de una mujer de una forma atroz, como siempre han dependido las mujeres de los hombres; per ello, aplaudo la lucha de la independencia de las mujeres, aunque también entiendo a los hombres que se sienten humillados por ellas.

Como tantos exiliados, ¿te dedicabas a la lucha política o tan sólo a buscarte la vida?

Trataba de mimetizarme con el ambiente. Allí llovía continuamente y hacía bruma. Todavía recuerdo alucinado el concierto que vi de los Rolling Stone cuando murió Brian Jones y el aire e libertad que se respiraba. En un viaje a Edimburgo, donde Leslie tenía una casa, yo, al que aún se le notaba la boina del pueblo, entro en ela casa y veo a un tío y una tía en pelotas tomando champaña, que nos saludan con absoluta naturalidad. Me costó la hostia hacerme el moderno, aunque pretendía disimular. Me “jipiaron” en un cursillo acelerado. Me daba cuenta de que en España vivíamos en el paleolítico. Pero esta vida también la compaginaba con el contacto con los exiliados españoles.

¿Eras muy maniqueo, muy panfletario?

Recuerdo que se me saltaban las lágrimas en las primeras manifestaciones que hacíamos los exiliados en Londres. Había varios sectores: los republicanos exiliados, los jóvenes estudiantes que habían tenido que largarse como yo y también los que venían a ver películas prohibidas. Teníamos un club que se llamaba Antonio Machado, el grupo de teatro Juan Panadero (en honor a Alberti) y un cine club que yo dirigía. Yo tenía un problema, y es que los comunistas me consideraban demasiado anarquista y los anarquistas demasiados comunista. Si me hubiera quedado aquí estoy seguro de que habría sido un gran panfletario, porque las circunstancias lo imponían. Pero la experiencia vital que tuve del mundo en Londres y el contacto con el rock me ampliaron bastante la cabeza.

Tus gustos musicales son muy eclécticos. Se te nota tocado por el rock anglosajón, pero también por los cantautores franceses. ¿Acierto con esta mezcla?

Si, lo primero que yo escucho en serio en Granada es a Yupanqui y a Brassens, que estaba muy de moda entre la intelectualidad más exquisita. Pero yo no sabía una palabra de francés. Un profesor de Literatura me pasó un libro con las canciones en francés y lo traduje rudimentariamente palabra por palabra encontrándolo fascinante. En Londres prescindo de él, y le reencuentro a mi vuelta a España y gracias a mi amistad con Javier Krahe. En cuanto a la música anglosajona, recuerdo que una vez apareció Leslie, que venía de Londres y me descubre los porros y a Bob Dylan, con el disco John Wesley Harding. No entendía una palabra de inglés, pero sabía en lo más profundo que Dylan me estaba hablando a mí. En cuanto a los porros, fue tan divertido cmo terrorífico: cierro las puertas, bajo las persianas y me lo fumo completamente acojonado. Como comprenderás cuatro días más tarde, mis amigos estaban allí a introducirse en lo prohibido, a reirnos, a que la realidad se transformara.

¿Cómo ha sido tu relación con las drogas: gozosa, autodestructiva? ¿Cres que ayudan a tu creatividad?

Yo tengo muy claro eso de Jesucristo y de los curas de “Odia el pecado y compadece al pecador”. Yo amo el alcohol y las drogas pero detesto a los drogadictos y a los borrachos. Las drogas, unas sí y otras no, están ahí para ser usadas. Lo que no pueden es crear la creatividad. Ahora bien, una copita, un canutito y una rayita te ponen en un estado mucho mejor para escribir. Antes, otra gente lo hacía con absenta o con opio. Los artistas, estoy de acuerdo en lo que me decías antes de que los bienpensantes eligen a malditos porque así ellos se sienten a salvo. Y no me parece mal. Pero lo que no seremos nunca es un modelo de jogging o de salud o de sensatez, pero a cambio compensamos dándole a la gente ese gramo de locura que falta hace. Jim Morrison, al que amamos los dos, canta mejor después de morirse, y a Dylan, a Jagger, a Cohen, a Lou Reed, se les reprocha que no se hayan muerto.

En la película El último vals, Robbie Robertson confesaba que hay un momento en el que vivir en la carretera te destroza y hay que abandonarlo. ¿Por qué unos sobreviven y otros no, viviendo igualmente en el filo de la navaja? A ti te reprochan con soterrada mala hostia que últimamente te falla la voz.

Te puedo hablar de mi caso. Yo, que no soy un suicida ni un cobaya, uso las cosas con cierto control, y también en función de las circunstancias. En cuanto a lo de que mi voz anda muy mal, resulta mezquino. Tal vez, la voz ya no sea potente, pero creo que canto mucho mejor que antes. Lo que sucede es que los artistas malditos, que están muy prestigiados se les exigen cruces y calvarios. Y yo no les voy a dar ese gusto. A Antoñito Flores, el que le quería, era yo, y no los que escriben ahora diciendo que me enseñó a hacer blues y que siempre andaba muy pasado. Esos no escribieron nunca de él, ni le oyeron jamás. Antoñito iba por los bares cantando y nadie le hacía ni puto caso. En este país, cantan mejor los muertos que los vivos.

Decides regresar a España después de esos siete años en Londres. ¿Vuelves con frecuencia al país que te cambió la vida?. En la preciosa “Yo me bajo en Atocha”... yo me quedo en Madrid, afirmas que te has perdido en Maniatan, has sido un paria en París, México te atormenta, Buenos Aires te mata, pero no hay ninguna referencia a las raíces de Londres.

Curiosamente, sólo he vuelto dos veces después y, efectivamente, no me sirve como referencia en ninguna canción. Yo creo que fue por algo muy traumático para mí. Tardé cinco años en regresar a la ciudad que tanto me marcó y me ocurrió algo asombroso. Aunque uno sepa por el poeta que al lugar donde has sido feliz no debes volver jamás, yo regresé. Y no es que no existiera la casa en la que había vivido; es que tampoco existía la calle. Habían construido bloques, no había calle, ni barrio. El tiempo había hecho sus peores destrozos. Con respecto a mi vuelta a España, se debió a varias razones. Entre otras, recuerdo con horror que a la vuelta de Edimburgo yo le dije a Leslie que quería ver a mi gente, a mis compatriotas. Tuvimos una gran bronca, ella no me quería dejar salir de sus casa y yo me largué como alma que lleva el diablo. La última imagen que tengo de ellas es su cara sangrando. Todavía no se como ocurrió, ya que soy alguien que detesta profundamente la violencia.

¿Estás seguro? En tus canciones, junto a ternura, cinismo y sentimientos contradictorios, yo percibo a veces violencia soterrada o transparente. Sé que eres generoso y hospitalario en tu vida cotidiana, pero no te calificaría de pacífico ni de pacifista.

En mis canciones, si hay violencia. Pero tú, que me conoces mejor que los demás, sabes que soy del cuerpo diplomático. He estado condenado una vez por tirarle a la cara un vaso de whisky a una chica, pero desde niño, excepto algunas hostias que me daban mi padre y mi hermano, no tengo memoria de haberme peleado con nadie a puñetazos. Sin embargo, me asombra que alguna vez no me hayan matado, ya que he estado en situaciones jodidas, de auténtico peligro.

Te veo marcado por una constante llamada soledad, aunque sea compartida, y percibo que siempre te ha dado pavor el compromiso sentimental y la fidelidad amorosa.

Siempre huí de la soledad. Pero en este momento, gente como Tony Oliver o como tú tenéis las llaves de mi casa. Hasta hace dos años, la soledad llamaba a mi casa y unas veces le abría, si tenía ganas de estar con ella, y otras no. Ahora viene, y es una estupenda compañía. Parece una cursilada, pero tú sabes que no lo es. Yo creo que no hay dos seres humanos que llamen amor a la misma cosa, y lo digo con absoluto rigor. Para mí, el amor es un maquillaje, un estupendo maquillaje del sexo. Los animales, todos tienen sexo, pero no tienen amor, lo cual es una conquista maravillosa de la civilización. En mi cso, diría que la amistad es amor en grado sumo. Absolutamente. Para mí, el amor sería sexo más amistad. Es mentira eso de sexo con amor; es verdad lo del sexo con amistad, pero se consigue en momentos muy fugaces, desoladamente fugaces, pero que son los únicos que tiran de la vida.

Te gustan mogollón de tías. Supongo que eres consciente de que muchas van por el personaje y no por un tal Joaquín.

Creo que hay un malentendido. Mejor dicho, dos. Como tú, a mí, gente muy querida me dice: “¿Pero no ves que estas tías van a tirarse a Sabina?”. Naturalmente que me doy cuenta. Pero es que, además, me siento muy orgulloso de ello. Para eso entre otras cosas, he escrito 300 canciones. Se puede ser como Miguel Bosé o un millonario, es decir, alguien que hereda belleza o dinero. Eso no tiene ningún mérito personal. Pero cuando me enrollo con las chicas a través de mis canciones, digo: ¡Olé mis huevos!. Hay algo que me inquieta, y es la primera vez que lo digo en público, ya que me da mucho pudor. Te confieso que antes de ser famoso conseguí mujeres siempre, incluida la hija del notario de mi pueblo cuando éramos chavales, que era la más rica y la más guapa. Cuando el padre se enteró, se largó con toda la familia a Granollers, pero a los tres días mira por la ventana de su casa y me ve a mí, instalado en una tienda de campaña a su lado. En cuanto al tema del amor, siempre he querido escapar, desde que tengo memoria. La única cosa que no ha cambiado a lo largo de los años es intentar ser libre. Yo quería no tener familia ni municipio, ni contigo ni sin ti.

Hay una frase que decía Stendhal: “Lo malo no es el amor, sino su incertidumbre”.

Esa definición que me acabas de dar la utilizaré para alguna canción, porque, en realidad, siempre me he burlado del sexo con amor. Te repito: quiero sexo con amistad. Es decir, es inconcebible que el respeto que nos tenemos mis amigos y yo nos los tengan las chicas con las que nos vamos a la cama, pero eso sería lo más hermoso.

Se te considera un retratista urbano, que pinta y describe el ritmo y el pulso de la calle y a la gente cotidiana y pintoresca. Llevas dos años sin salir de tu casa. ¿No es una contradicción que describas un mundo que no pisas?

Olvida la deontología profesional y reconoce conmigo que lo de no salir de casa es cierto que nadie se lo cree, pero te consta porque lo has vivido. Pero también sabes que esta casa es la calle, un bar que no cierra nunca y con copas bastante buenas, donde se da buena conversación, se habla de todo, vienen mujeres, etcétera. No es una contradicción.

¿Piensas que has sido un oportunista, que te has aprovechado de las circunstancias?

Creo que, radicalmente, no. Desconozco la envidia y la competencia, aunque mi colección de pecados es inmensa y me arrepiento de muchos de ellos. En el fondo, me da un poco de pena no serlo, porque veo que mucha gente de muchas pasiones, pero yo no puedo. Detesto también la pasión del poder, que es abstracta. Para mí, sólo supone una pérdida de tiempo. Sólo me interesan las pasiones que se pueden tocar y beber. Como decía alguien muy mayor, sólo invertiría en cosas que se pudieran perder. Mi mayor desprecio por los políticos es que se atan apasionadamente a ese poder, pero ¿qué es el poder para ellos: que te saluden los guardias cuando pasas?. Me parece bobo que esto produzca placer.

¿No le ocurre lo mismo a la estrella Joaquín Sabina cuando sale a la calle y la gente le mira admirativamente?

Sabes muy bien que es una de las razones por las que no salgo últimamente a la calle. A mí me encanta salir al escenario, a esa potentísima droga y ese cánon y mi cánon de vanidad o de reprocidad me queda absolutamente cubierto cuando me aplauden o entusiasmo o conmuevo al público. Pero en la calle que quito ese traje y me irrita que alguien venga a molestarme en plan chungo y luego me conteste que son gajes de mi oficio. Yo respondo: “Mire, me toca los cojones lo que usted considere gajes del oficio. Lo mío es escribir canciones y actuar. Si usted cree que la fama es un oficio, cójala para usted y no me toque más la polla”.

Todos sabemos que ganas mucho dinero. ¿Cómo lleva eso el antiguo trotamundos?

Si, pero no toco la pasta. Soy un puritano. Sabes que tengo un desprecio tan judeocristiano del dinero que lo que hago es no tocarlo. Yo tengo, afortunadamente, una señora ejemplar, que es la madre de mis hijas y con la que no vivo desde hace nueve años, que es la completa administradora del dinero. Poseo una tarjeta, pero no talonario de cheques. Nunca me falta de nada, pero no tengo ni idea de si tengo acciones en la bolsa o cualquier otro tipo de inversión. El dinero es enfermizo y corrompe, aunque hablo desde una situación privilegiada. Puedo hacer viajes, llevar a mis amigos donde sea o darles lo que necesiten, comprar whisky y demás cosas que me apetezcan. Sólo me crea un problema: quisiera gastármelo todo a la ruleta o antes de morirme; no quisiera que mis hijas fueran hijas de ricos.

¿Tienes sentimiento de paternidad? ¿Crees que son las raíces más fuertes que se poseen?

Yo no tomé la decisión de tener a mis hijas, sólo la acaté. No me siento ligado convencionalmente a mis hijas, pero si yo o pudiera pagar su colegio; alimentarlas o portarme civilizadamente o con cariño con su madre delante de ellas, que es una mujer maravillosa; atender las necesidades que tengan, yo me hubiera tirado ya hace tiempo no ya de este piso, sino desde lo más alto de un rascacielos. Y por cierto, lo único material que hay en esta casa es una visa y unos cuantos miles de pesetas.

Eres a la vez autodestructivo y vitalista, cínico y amargo, triste y alegre. ¿Has pensado alguna vez en el suicidio? ¿Te ves con 80 años atendido en una residencia de ancianos?

Naturalmente que creo en el suicidio, pero en el plano de las teorías, e incluso me parece un sublime ejemplo de libertad. Pero visceralmente, no soy un suicida; amo la vida. Únicamente no descartaría hacerlo si veo que alguien tiene que levantarme a cagar. Si puedo escribir o leer, no lo haría aunque estuviera en una residencia. Además hay otro argumento y es que si tienes hijos o amigos muy cercanos, o pareja, no tienes tampoco derecho a hacerlo porque les vas a cargar con una culpa que no tienen que asumir. Así de claro.

¿Me puedes dar tu opinión sobre una serie de gente? Javier Krahe, tu antiguo colega, que aparentemente no es un triunfador, que no vende millones de discos como tú.

Si empleo la palabra “sabio” se la paliaría a Krahe. Es el padrino de mi hija mayor, en el antiguo sentido de la palabra. O sea, si yo falto, que tenga a alguien que le enseñe la nobleza y la dignidad. Él canta en los bares, y si algo no le falta en la vida es el éxito, aunque en ese bar sólo haya un centenar de personas que le respetan, le admiran y le aman. Además, ese público minoritario le permite vivir a él y a su familia. Digo lo que quiero decir. Que yo venda millones de discos y él 5000, eso habla mal de este pais.

Serrat, Aute, Albert Pla, Silvio Rodríguez, Fito Páez, Pablo Milanés, Tony Oliver.

Serrat no sólo es el maestro; me protegió cuando yo no era nadie, y eso es impagable. Nunca me ha dicho que le guste alguna canción mía, pero me hace paellas. Aute es un gran amigo, al que ahora veo poco porque él decidió hace tiempo, antes que yo, quedarse en su casa. Silvio Rodríguez es muy irregular, pero la primera vez que le escuchas ya no se te olvida nunca. Hermético, oculto, tierno, creador de algunas canciones con chispa que me vuelven loco. Admiro mucho el genio, el talento y la originalidad de Albert Pla; adoré su primer disco, pero ya lleva cuatro y continúa con el “caca, culo, pis”, que al principio me divertían pero que ahora me parece es proseguir con una estética un poco adolescente, y no entiendo demasiado tampoco su coquetería de adoptar el feísmo como opción. Milanés es un milagro, el mayor talento melódico y la más hermosa voz en español; si se empleara a fondo sería asombroso. Fito Páez es uno de los tipos más dotados que he conocido, pero de lo que no estoy seguro es de que sea para la canción, es muy barroco, de un modo demoledor. No soy el presidente de su club de fans; le quiero mucho como amigo, pero debería tranquilizarse un poco musicalmente. Tony Oliver, colaborador en mi último disco, es un lujo; significa interlocución, libertad, respeto, un gentleman. Y María Ignacia, mi secretaria, es una persona fundamental para mí.

¿Sabes que mucha gente te detesta, te considera un vendido, un impostor con posturas y letras pseudoagresivas que buscan la comercialidad, prefabricado y ripoioso? ¿Conoces la expresión “éste quiere ir de Sabina”?.

Pues lo van a pasar muy mal, no estoy por encima de nada, pero no puedo perder el tiempo pensando en eso. Sabemos en que planeta estamos; ayer me dijeron que voy a vender 600.000 ejemplares en España del último disco y más de dos millones en total, incluyendo Latinoamérica. Que coño, ¿realmente soy yo quien se puede quejar? ¿Eso es debido a la mercadotecnia?. Que no me jodan con etiquetas fáciles. Todas las mañanas doy gracias de rodillas a los dioses, aunque no existan. Por cierto, los que me critican no son peores que yo. Yo he machacado a gente a la que conozco y luego me han parecido absolutamente encantadores y legales.

¿Cómo ves el momento político? ¿Comerías con Aznar?

No lo sé. Pero sí que estuve con Ruiz Gallardón el día de la Constitución, pero también te puedo decir que le he dicho a Menem dos veces que no iba a comer con él. Lo que sí se es que no le daría la mano a Felipe González. Me he sentido engañado con lo de Nueva Izquierda, siendo uno de los impulsores. Sí saludo a Carrillo con afecto, y desde luego, estoy convencido de que no es el asesino de Paracuellos.

Por cierto, sospecho que te encantan las pijas.

Y las rubias, y las morenas, y las putas, creo que cobran muy poco y la mayoría son mediopensionistas. No tengo prejuicios, me gustan las mujeres.

Truman Capote afirmaba que lo único auténtico que le había causado dolor era la traición y el abandono. ¿Y a ti?

Yo creo que soy demasiado soberbio para la traición, ya que tiene que haber dos para que suceda eso. El abandono si me afecta, y últimamente más. Soporto que una mujer me deje de amar porque eso figura en el guión, pero sigo creyendo que los hombres no dejan de amar nunca. Las mujeres son más nobles, pero también más implacables. Mi utopía es querer vivir en un barquito con todas las novias de mi vida, sus maridos, sus hijos y mis amigos. Y que nunca se me quede el papel en blanco, que siempre me ocurra algo. Con respecto al mundo, creo que algo tiene que estallar, que los pobres del mundo, que son infinitos, tendrán que hacer algo contra los centros de poder; la situación es desesperada. Pero no será otra revolución marxista.

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miércoles, 26 de marzo de 2008

Begin the beguine

-
Para el Nano, la Yuta y la María

London, hotel sin caspa, fashion en vena
con vistas a Hyde Park, pobre viejo rico,
ebrio de Samuel Johnson, Verlaine, Chirico,
bucanero del Támesis y del Sena.

Verde irlandés con asas por san Patricio,
mañanita diumenge de costalero,
los Bacon y los Turner, con aguacero,
acabarán sacando mi alma de quicio.

Por suerte mi bombín, cada madrugada,
goza de percha amiga donde colgarse,
nada como una Jime para olvidarse
del olvido que olvida tanta granada.

Con la frente marchita vuelvo a buscar
futuros imperfectos de mi pasado
con ganas de cobrarme lo malgastado
tan begin the beguine y vuelta a empezar.

¿Qué fue de aquellas niñas de la estación
que mordieron el polvo de las cunetas,
que endiosaron la tinta de los poetas,
que zurcieron un siete en mi corazón?

Estaba en pie la barra del Troubador,
los buses encarnados y las cabinas,
las teenagers en flor con anfetaminas
(qué british se conserva el conservador).

Con tanto agridulzor y neblina tanta,
prófugo de Carpanta regreso al foro
como quien desespera del caño al coro,
muera la primavera, semana santa.
-
Joaquin Sabina
Interviú, 2008

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viernes, 21 de marzo de 2008

Y si amanece por fin...!

Este es un vídeo con imagenes de la película "Nueve semanas y media" con Mickey Rourke y Kim Basinguer, con la canción "Y si amanece por fin", lo que se convierte en una perlita para ojos y oídos...espero lo disfruten.




Vídeo realizado por "yerkoz" (Youtube).


Letra: Pancho Varona, Sergio Castillo y Joaquín Sabina
Música: Pancho Varona y Joaquín Sabina
Disco: Mentiras piadosas (1990)


"Y si amanece por fin y el sol incendia el capó de los coches,
baja las persianas,
de ti depende, y de mí, que entre los dos siga siendo ayer noche,
hoy por la mañana.
Olvídate del reloj nadie se ha muerto por ir sin dormir una vez al currelo
porqué comerse un marrón cuando la vida se luce poniendo ante ti un caramelo.
Anda deja que te desabroche un botón,
que se come con piel la manzana prohibida.
y tal vez no tengamos más noches,
y tal vez no seas tú, y tal vez no seas tú, la mujer de mi vida.
El tiempo es un microbús que sólo cruza una vez esta breve y absurda comedia
y yo no soy Mickey Rourke ni tú Kim Basinguer ni tengo nueve semanas y media.
La buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la cama
hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama.
Olvídate del reloj nadie se ha muerto por ir sin dormir una vez al currelo
porqué comerse un marrón cuando la vida se luce poniendo ante ti un caramelo".

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martes, 18 de marzo de 2008

IU, Carod, Rosa Díez

-
I]

El resacón del después
desmiente el catastrofismo
por más que el bipartidismo
diga que un par suma tres.
Con el alma del revés
me agrede el malabarismo
que condena al ostracismo
tantos años de mi vida
si se queda izquierda unida
tiesa al borde del abismo.

II]

Malgré las cábalas d’Hont
Esquerra republicana
se pasó de casquivana
y amaneció en el pilón.
Ni el xarnego de aluvión
ni la parroquia blaugrana
comulgan cada semana
con goles de sobaquillo,
Carod Rovira al banquillo,
¡visca la gent catalana!

III]

Rosita de Savater
extramuros del rebaño
cortó tela de buen paño
a la hora de merecer.
En este ser o no ser
en lugar de un mal apaño
se curó del desengaño
fundando una milagrosa
cosa que, entre Vargas Llosa
y Pombo, vale un escaño.
-
Joaquin Sabina
interviú, 2008

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domingo, 16 de marzo de 2008

Un fenómeno llamado Sabina (mania)

El fenómeno Sabina lleva un extenso y cargado prontuario, que termina de verse (de manera definitiva) gracias a la cantidad de bandas tributo que ahora, lejos de la clásica moda de imitar la música anglo de Los Beatles, los Stones, Queen y Pink Floyd, alzaron los ojos a la vieja Europa para homenajear al más poeta de los putañeros y viceversa. Las bandas tributo a Sabina se dieron hace unos 5, 6 años atrás, cuando algunos de los actuales integrantes de Pongamos que hablo de Joaquín se acercaron a la dueña del Saint’s Bar para promocionar el proyecto de la banda. Parece que la idea no resultaba muy convincente, y entonces apareció, con toda la fuerza, la osadía sabiniana: “Déjanos probar dos veces y hablamos”, y las dos veces hubo gente hasta en la orilla de la chimenea. Eso sí: hay que tener en cuenta que los tributos a Joaquín no son una mera consecuencia del boom. De hecho, todos los homenajeantes entrevistados coinciden, sin querer pecar de soberbios, en que también ellos contribuyeron (aunque más no sea, con un granito de su garganta de arena) a desatar el fenómeno que hoy parece no tener límites. Osvaldo “el Indio” Gómez Arce, voz de La del pirata cojo, vuelve muy gráfica la idea: “En los primeros shows, un montón de pibes que venían de levante porque abundaban las chicas, nos terminaban agradeciendo porque habían descubierto, por nosotros, un montón de canciones grosas de Sabina que nunca habían escuchado, o lo habían hecho sin prestarles atención. Y lo mismo pasa con gente que se cree fanática, y termina encontrando en nuestros recitales un montón de canciones inéditas iguales o mejores que las de sus discos”. Y, tal vez, la clave de las bandas tributo sea ésa: no pueden hacerse homenajes de cualquier músico, sino de aquellos gigantes con una obra tan amplia que excede su propia discografía. Con lo cual, la tarea de los homenajeantes radicaría en desarrollar y mostrar las facetas menos célebres de los elegidos que, como Sabina, se ven desbordados por su propio poder de creación. “Es muy loco, porque nosotros tocamos, por ejemplo, ‘Siete crisantemos’, que él nunca hizo en vivo; y también ‘No puedo enamorarme de ti’, una canción que dejó afuera de Dímelo en la calle porque musicalmente es igual a “Golpeando las puertas del cielo” de Dylan”, reflexiona Osvaldo Gómez Arce. Y es que a los integrantes de las bandas tributo no les basta solamente con ser músicos: deben ser también intérpretes, críticos, coleccionistas (para encontrar material para recrear las canciones inéditas) y, hasta por momentos, parecen enamorados obsesivos de la figura de Sabina. “Le he dedicado mi vida a Joaquín y él me la ha resuelto”, dirá Atilio Amir, otro de los sabineros de la primera hora, que llegó a tocar con su banda en el Coliseo y en el Astros. “Es muy loco porque no vienen tanto a escucharnos como a cantar. Somos como médiums entre Sabina y la gente. Cantamos todos: nos convertimos para ellos en una especie de máquina karaoke gigante”, explicó con toda claridad Jorge Dundo. Y así como a algunos les cuesta más que a otros desprenderse del personaje Sabina, también en el público surgen serias confusiones: “Una vez, a Jorge, una chica le mandó una carta con instrucciones para mejorar la letra de una canción, ¡como si la hubiera hecho él!”, cuenta Sebastián Espósito, otro de los Conductores suicidas. Y a propósito del público, cada banda tiene su grupito de 40 o 50 personas que los siguen incondicionalmente. Los integrantes de La del pirata cojo recuerdan el caso de Cintia, una fanática incurable que en una semana fue a verlos miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, “y lo más llamativo es que el sábado habíamos tenido función en Bragado, ¡a 200 kilómetros de Capital!”. Y sí, en algunos shows pasan cosas extrañas, como en el último de los Conductores suicidas, cuando alguien del público le regaló una entrada de 80 pesos al cantante para ir a ver a su ídolo en común. ¿Por qué Sabina? “Me llega por su ser urbano, su apego al tango y ese humor tan particular. Además, musicalmente te da un abanico de posibilidades muy grande: tocar un rock, salsa, boleros, canciones, tangos, y todo eso sin perder la coherencia. Silvio y Aute me encantan pero son un poco monótonos”, dice Lucas Davis de Pongamos que hablo de Joaquín. “Su poesía es directa y no deja margen a confusión, no tiene la grandilocuencia de un Silvio Rodríguez” dice Atilio Amir. “Serrat es bueno, sí, pero ya es un poco más burgués. En cambio, Sabina tiene letras callejeras y hasta porteñas. Es un reo, te cuenta cosas, historias que si no te pasaron, te van a pasar seguro”, dice Osvaldo de La del pirata cojo. Y los halagos siguen: “Representa la noche, los bares, la vida exacta que tenemos nosotros, los músicos. Tiene una obra extensísima sin repetir ideas. Y encima no es burdo: hasta puede putear, pero siempre con estilo”, expresan los chicos de Conductores suicidas. Cristian, voz de Peces de ciudad, lo resume en una frase: “Es maravilloso, porque es masivo, y al mismo tiempo, de culto”. Por momentos, la admiración de los homenajeantes de Sabina hace recordar a la que profesa Ion en aquel hermoso diálogo de Platón. El rapsoda que le da nombre al texto le cuenta a Sócrates, con cierto aire de preocupación, que solamente puede interpretar y comentar la poesía del gran Homero, y no la de otros poetas como Hesíodo y Arquíloco porque estos últimos lo aburren. Con sólo escuchar el nombre de Homero, en cambio, su atención crece hasta el punto máximo. Sócrates, con la mala leche que lo caracteriza, le responde que el problema es que Ion no sabe hablar de Homero en virtud de una técnica ni de una ciencia, porque si no podría hablar de todos los poetas en general. Para Sócrates, Ion es un eslabón más en la cadena que, partiendo de la Musa, llega a los oyentes. Y es que los rapsodas como Ion tienen solamente un don divino, una especie de entusiasmo o delirio que reciben de las divinidades. Un don misterioso, del que ellos no son dueños ni conscientes, y que supone incluso una pérdida momentánea de la facultad de razonar. Pensándolo fríamente, algo de irracional tienen también los amantes de Sabina: “Cuando viajo en el bondi y ponen un tema de Joaquín, te juro que por dos segundos, antes de darme cuenta de que es de él, siento que es mío”, dice el guitarrista de los Conductores suicidas. Mientras uno de sus compañeros trata de regresar un poco al raciocinio: “Hace poco entendí la clave de este tipo de bandas. No se trata de imitación ni tributo: tomamos la obra de alguien y la transmitimos, que es lo mismo que hacen las bandas de jazz o folklore, pero con muchos autores. Desde que supe eso, toco más relajado”. De la misma banda, Jorge Dundo vuelve a mostrar sin tapujos su pasión: “Gracias a Sabina resucité, dejé de ser un cuadrado, y veo la vida desde otros ángulos”. Técnica, pasión, diversión, identificación existencial. Tributo, imitación, homenaje, interpretación. Las palabras y las razones se multiplican.

Fuente: www.pagina12.com.ar

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jueves, 13 de marzo de 2008

Murió un petiso "ENORME"

Jorge Guinzburg (59 años) falleció el miércoles 12 de marzo del 2008 a las 10:30 hs. Estaba internado desde el jueves en el sanatorio Mater Dei. Se encontraba afectado por una afección pulmonar, que lo mantuvo parcialmente alejado de la televisión el año pasado.
Definir a Jorge no resulta fácil. Periodista, conductor, guionista, humorista, publicista. Su ductilidad lo llevó casi por todos los recovecos profesionales de los medios. Entrevistador sagaz, incisivo, pero al mismo tiempo simpático, fue una marca que instaló desde sus primeros programas. Pero tenía dos cualidades que lo diferenciaban de los demás: era inteligente e informado.

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lunes, 10 de marzo de 2008

Volando Bajo

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Cada lunes me cuesta más trabajo
poner en hora mi caricatura,
entre la multitud y la locura
mi corazón anda volando bajo.

Sobra bilis y falta desparpajo
cuando se va al carajo la cordura,
ayunas, como pan sin levadura,
no trabajan las musas a destajo.

Desde que todo huele a despedida
ni el salario del miedo me intimida
ni se amansan las fieras con canciones.

Apenas queda una ventana abierta,
la niña de Rajoy nace muerta
a pie de urna en plenas elecciones.
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Joaquin Sabina
Interviú, 2008

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domingo, 9 de marzo de 2008

Hoy Día Internacional de la Mujer quiero dedicarle un post a quien con su dulce e incomparable voz acompaño a Joaquín por muchos años y después de dar a luz ha vuelto al escenario.
Gracias Olguita querida...!!! Felicidades y éxito en tu regreso.


¿Olga Román? Pregúntale a cualquiera
que no venere el cielo de su boca
de su desván, pomelo con caderas
del dulce desconsuelo que provoca.

Cuando en plazas de toros imposibles
pega su voz a mi como una lapa
sus coros rompen techos y fusibles
y el don de su despecho se destapa.

Su bola de cristal llena de dientes
es un peligro para las morenas
tontas de la ton
tómbola amarilla.

¿Olga Román? No ejerzo de vidente
pero poned su
charme en las antenas
y yo estaré
apludiendo de rodillas.

Poema: A Olga Román
Letra: Joaquín Sabina


Olga
Román
en concierto
Sábado 8 de marzo
21.30 horas
Sala Galileo Galilei
Madrid
tels. 91 534 7557 /58


Para saber y ver más sobre Olguita Román visita:
http://www.olgaroman.com/
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jueves, 6 de marzo de 2008

Introducción musical de la película "Sinatra" (Joaquín Sabina)



Película del año 1988, dirigida por Francesc Betriu e interpretada por Alfredo Landa, Ana Obregón y Maribel Verdú entre otros. Al principio de la película Joaquín Sabina interpreta esta canción disfrazado de Groucho Marx. La banda sonora de la película va a cargo de Sabina, con versiones de alguna de sus canciones y el tema "Viejo blues de la soledad".Al final, vuelve a aparecer Sabina cantando "Se termina la función”.

Letra de "Comienza la Función"

Gracias por venir a la función
no se alarme que no habrá mas chistes
la historia que les contare
¿quien sabe sí es alegre o triste?,
si es inventada o pudo suceder.
Agárrense al asiento caballeros
contengan la respiración,
no hallarán ni en el mismo firmamento
tantas estrellas como en nuestro show,
me creera usted señora si le cuento
que hemos traído de Berlín.
La emperatriz del cabaret
la gran Marlenne Dietrich
bon jour Lili Marlenne.
Traje de gitana, Barcelona
se pone para recibir
el arte de la faraona
más española y más cañi,
baste decirles que se llama Lola,
de España y del Guadalquivir,
del Mundo y del Missisipi.
Hay pena penita pena
si me pongo un pico en la pena
si me roban el parné.
Y por si alguna guinda nos faltara
para redondear el show,
a ver si les suena esta cara
no reconocen esta voz
es el mismísimo Sinatra
el alma de Nueva York.
Soy el tipo aquel
que te robaba el corazón
con su canción.
Ese extraño fiel
gracias por haber
venido a vernos.
Da comienzo la función.

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martes, 4 de marzo de 2008

Libro y Cd nuevo?


Para finales del mes de Mayo, coincidiendo con La Feria del Libro, Sabina & Serrat podrían sacar un libro sobre la gira que les ha llevado por medio mundo. Según Berry, su manager, en estos momentos lo están escribiendo "sin prisa, pero sin pausa" sabiendo que si no llegan a terminarlo antes de Mayo, lo sacarán en Noviembre.
Por cierto, Berry, también asegura que Sabina está escribiendo nuevas canciones para su nuevo disco que, seguramente, no saldrá hasta el año que viene. Sin embargo Serrat, está obligado por contrato a grabar su último disco con Sony este mismo año.

Fuente: "Al Caer el Sol", Victor Alfaro.

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Hillary, Obama, Bardem, "los Albertos"

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I]

Un negro y una mujer,
una Clinton y un Obama,
dos pájaros en la rama
del árbol del gran poder.
Hillary puede perder.
En Texas y en Alabama
se complica el crucigrama
y al McCain republicano
le están dando por el ano
dos Bushes y una madama.

II]

Rufianes de todo a cien
con faltas de ortografía
vomitan alevosía
ninguneando a Bardem.
Viéndolo subir al tren
de los Oscar la jauría
de tertulianos de día
y mamporreros nocturnos
le embetunan los coturnos
con jarabe de lejía.

III]

La sala dos del TC
absuelve al par de capullos:
no dormirán en el trullo
ni soltarán el parné.
Ni jarto de JB
acato el auto chanchullo
que dizque lo ajeno es suyo.
Para los que dan el callo
esta sentencia es un fallo
y la justicia un zurullo.
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Joaquin Sabina
interviú, 2008

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sábado, 1 de marzo de 2008

"Contigo" mejor canción de SABINA.

Quiero agradecer a todos aquellos que participaron en la encuesta para elegir la mejor canción del Flaco y dejarles el video de la misma. En cada una de las canciones de Sabina como escribe Benjamín Prado, "se encuentran tesoros y se descubren cosas, pero sobre todo se reconocen cosas, se encuentran palabras que nos explican, llaves que abren nuestras propias puertas, mapas hacia nosotros mismos o hacia lo que nos gustaría ser" y "contigo" no es la excepción, disfruten...



Título: Contigo
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: Yo, mi, me, contigo

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

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