martes, 1 de julio de 2008

TORPE COMO UN SUICIDA SIN VOCACION

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Quería compartir con todos ustedes un articulo que tuve la suerte de leer y el cual sentí como propio en casi toda su extensión, se trata de un Sabinero que cuenta su primer contacto con la música de Joaquín y como esta paso a formar parte de su vida diaria.

TORPE COMO UN SUICIDA SIN VOCACIÓN

No debería contarlo y sin embargo. Joaquín Sabina

Cuando alguien padece una obsesión realmente los que la sufren son quienes conviven con el que se encuentra preso de ella. En mi caso tengo que confesar, amigo lector que yo tengo por lo menos una: escuchar a Joaquín Sabina. Sé que Omar y Rolando lo sufren a veces calladamente y otras no tanto. En algunas ocasiones se muestran francamente molestos. "Ya quita tu pinche Sabina" me dicen y yo me hago como dijo aquél clásico de la política: o sea, ni los veo ni los oigo.
La verdad es que Sabina me ha gustado desde la primera vez que lo escuché hace ya casi veinte años, cuando una amiga, una madrugada de tequila y alquitrán, me pasó un cassette regrabado y me dijo: "Escúchalo, está bien chido." Me guardé la grabación en la bolsa de la camisa sin darle mucha importancia. Son cosas que en las borracheras siempre se dicen. A la mañana siguiente, cuando un infame sol me despertó ya pasado el mediodía noté que algo sonaba en mi camisa, sólo entonces recordé la cinta. Con una resaca terrible me puse de pie y metí el cassette en la vieja grabadora Panasonic de mi papá. Lo primero que escuché fueron las notas suaves y casi imperceptibles de "Eclipse de mar".
En mi vida he tenido momentos emocionalmente memorables vinculados sobre todo con la literatura. Las muertes de Don Quijote, Rocamadour, el Coronel Aureliano Buendía, Roberto Jordán en la Inmortal novela de Hemingway y asuntos más o menos así, todos ellos son momentos que han quedado para siempre en mi interior. Creo que escuchar aquel disco se convirtió justamente en uno de esos instantes, fue lo que se dice un verdadero hallazgo. No sabía que desde la música, digamos comercial, se pudieran decir esas cosas ni de esa manera.
Desde entonces no he dejado de escucharlo. Se convirtió en mi compañero y en cómplice sentimental. Sabina tiene el don de los buenos poetas que saben decir con total exactitud dónde es que le duele a uno. Nos conocen mejor que nosotros mismos. Sé que habrá algunos que pensarán que estoy loco si afirmo que Joaquín Sabina es un poeta. No me importa, en el fondo son los mismos que me dicen que José Alfredo Jiménez no es un verdadero filósofo y que Rockdrigo González no es realmente un profeta. Allá ellos. Ya quisiera ver a muchos de esos "poetas" (que incluso han ganado premios literarios) escribir un soneto perfecto como los que escribe Joaquín.
A partir de mi primer encuentro con la obra de Sabina, aprendí a decir mentiras piadosas, he dado buenos golpes con un par de cuates, me di cuenta que las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas. Supe que yo no era el único en no hacerle ascos a la última copa ni al próximo bar. Me encontré con que hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no, me enteré del verdadero nombre de la calle donde he vivido siempre y que no es otro que la melancolía. Le dio forma a la ausencia y describió lo tristes que son los besos que se viven entre el humo y la risa. Como gran poeta ha definido mejor que nadie al amor: Un juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño. Y sí, me enseñó que cuando se dice lo que se piensa sin pensar en lo que se dice una veces se reciben besos y otras bofetadas, ¿qué se le va a hacer? Obviamente me han dado las diez y las once y la una y las dos y las tres.
Cuando muchos años atrás, decidí que quería escribir, al igual que Joaquín, me propuse la ingenua e imposible tarea de pretender escribir la novela más hermosa del mundo y sería una novela tal, que hablaría sobre esas lágrimas que sirven para llorar cuando valga la pena y si no se llamó "Quién me ha robado el mes de abril" se tituló en cambio "Todavía no es abril". No soy yo nadie para juzgar el resultado, el caso es que la novela se escribió.
Incluso cuando inicié a escribir esta columna y me dijeron que saldría los lunes me pareció que era un día excelente que coincidía con la ya citada "Eclipse de Mar".
Pero nada decía la prensa de hoy de esta sucia pasión
de este lunes marrón
del obsceno sabor a cubata de ron de piel
del olor a colonia barata del amanecer
hoy amor, como siempre
el diario no hablaba de ti
el diario no hablaba de ti
ni de mí.

Tenía la oportunidad de que el diario sí hablara de mí y de ti. Como puede ver amigo lector, mi gusto por Sabina es mucho. Me gusta porque ambos vemos con escepticismo los amores civilizados y si nos dan a elegir entre las dos Majas de Goya elegimos la misma que seguramente es la que usted también elegiría, amigo lector. La verdad es que una vez que se mete uno en su rollo lo encuentra verdaderamente poético. Tiene frases que el mismo Mario Benedetti ha adoptado como epígrafes de sus poemas y justo una de ellas dice: "Más vale que no tengas que elegir entre el olvido y la memoria".
Son muchas y muchas sus canciones, aparte de sus libros de poemas y de su papel como crítico y activista político. La verdad es que Joaquín Sabina es lo que se dice un genio en toda la expresión de la palabra. Sólo un tipo como él pudo describir el estado interior del hombre moderno al que Cupido ha abandonado. Lo describe con una de las comparaciones más geniales que he leído:
Torpe como un suicida sin vocación,
así estoy yo,
así estoy yo sin ti.
Si quiere amigo lector, yo lo invito a escucharlo, nos tomamos juntos unos tragos a la salud de Joaquín, de la música y de la poesía; ¿cómo ve? sirve que me cuenta ahora sí sobre sus "amores contrariados" como diría Gabriel García Márquez (Cuate de Joaquín por cierto) ¿Qué le parece, acepta?

Mario Hernandez Gonzalez
Coordinador de Talleres de Lectura Municipales, Aguas Calientes, Mexico.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal cual lo describiste tu, se siente como propio
Gracias por compartirlo
Besos

begoyrafa dijo...

Desde enero de 2007 tengo un blog, se llama Hoy dice el periódico.
Nos sobran los motivos.
Soy de Gijón y aún guardo la entrada del primer concierto que vi de Joaquín, con los Viceversa en el año 86; 400 pesetas. Desde entonces lo he visto cada vez que vino a Gijón y fueron muchas veces. Aquí tuvimos el honor de que presentara muchos de sus discos y sí, ya sé que en todas las ciudades pensarán lo mismo, pero yo creo, o al menos me gusta creer que la relación de Sabina con Gijón es especial.
Este año no canta, pero lo veré en la Semana negra.
Un abrazo
Rafa

Anónimo dijo...

gracias por compartirlo!!!......me senti muy identificada....porque al igual que el autor del escrito...siento una gran obsesión por joaquin!!...no paso un dia sin escucharlo...amo su poesía y su música...
joaquín...en mi caso también....describe mejor que yo..todo lo que siento!!
un abrazo!!!